Un aparente homicidio inmotivado pone sobre la escena un pasaje al acto feroz. Una mujer mata a un supuesto desconocido en una tarde de playa en la que ésta se encontraba con su familia, y aquél, junto a su novia y amigos.
La homicida se declara inicialmente culpable. La música de fondo habría sido el elemento disparador del pasaje a la acción criminal. El texto que habría proferido al momento del hecho habría sido “suéltala” y “ya estas a salvo”, dirigidos ambos contra la novia de la víctima, a quien verdaderamente no conoce.
El avance de las investigaciones del detective Ambrose –personalmente implicado en la obtención de absolución de los culpables- logra reconstruir la serie de determinaciones psíquicas que habrían conducido hasta el crimen.
La culpa parece hallarse en la base de la muerte de Frankie a manos de Cora. La culpa como nombre del estrago materno. Las líneas asociativas conducen a Cora hasta los más tempranos recuerdos sobre su niñez. Su hermana habría enfermado por su culpa. Luego, ésta habría muerto por la misma razón.
La existencia de Cora habría estado justificada para su madre por el hecho de sacrificar el deseo de su hija despreciada al servicio de la vida de la niña enferma, objeto privilegiado del fantasma materno.
Frankie había ocupado un lugar clave en la muerte de su hermana enferma. Luego habría pagado con su vida el precio de la culpa de Cora. Salvar a su hermana era su misión. La misión que le había hecho conquistar un lugar en el fantasma de su madre. Esa culpa había funcionado como el argumento con que Cora había cifrado ese deseo oscuro.
Culpable era el nombre de ese goce. El goce de ser el partenaire del sadismo materno. La pretensión de excusación e inocencia por parte de la defensa de Cora es también su propia implicación de sujeto en el asunto.
Ahí donde el Derecho Penal postula la exculpación, el Psicoanálisis puede conducir a un sujeto a interrogar su participación en el hecho desde otro lugar. La culpa siempre concierne al goce y como tal, al punto en que el sujeto se deja tomar por la demanda del Otro.
Cora lo sabe he ahí su arrepentimiento.