Entrevista a Osvaldo Varela

 

 

Prof. Dr. Osvaldo Varela

Prof. Titular Psicología Jurídica. Cátedra II. Facultad de Psicología. UBA.

 

El debate en torno de la baja de la edad mínima de imputabilidad penal se enmarca dentro de ciertas coordenadas vinculadas al problema de la inseguridad y el papel que llevan adelante los medios de comunicación con respecto a ese fenómeno, en este sentido, ¿cómo leer esta intervención de los medios en relación al tema?

-Primeramente hay que establecer en qué se encuadra el pedido de baja de la edad de imputabilidad en torno a la razón social. ¿Por qué? Porque la edad establecida de mayoría de edad siempre fue históricamente a los dieciocho años, porque se suponía que a esa edad el joven estaba maduro psico-físicamente para recibir el reproche social. Pero hay momentos -históricos- donde la baja de edad tiende a redistribuirse nuevamente. ¿Cuáles son esos momentos? Por ejemplo, cuando se comete un delito muy seguramente se supone que la pena es insuficiente y entonces se estima que la solución es el endurecimiento de la sanción penal; de la misma manera, en el caso de la transgresión adolescente, se cree que hay que bajar la edad de imputabilidad de los jóvenes para que cuando estos cometan delitos no sean internados en un establecimiento especializado sino que vayan a la cárcel. Esa es la única base de bajar la edad. ¿Por qué los medios colaboran en este planteo del problema? Porque estos son una reacción del pueblo. Son grupos que se proponen graficar el pedido popular, y este pedido es, mayor venganza. Entonces ellos replican la mayor venganza posible de sus representados.

Lo que se llama opinión pública.

-La opinión pública.

En ese sentido, los datos que revela el Ministerio Público y que refrenda Unicef, el porcentaje de adolescentes menores de dieciocho años que participan en delitos graves es muy bajo. En esa línea, ¿a qué obedece el planteo en la baja de edad mínima de ingreso a la justicia penal y cómo entender esta concepción del problema?

-El porcentaje es del 4% y se explica por la alarma social que produce. No importa cuán representativo sea numéricamente, sino el hecho de que quede fuera del sistema. Los adultos, representan el 96% pero quedan dentro; es decir, hay un sistema que los contiene -que exista la puerta giratoria es otra historia. En cambio, en el caso de los jóvenes, parecería que ese sistema tiene un agujerito, hay una fuga y ésta persigue la edad. Entonces cuanto más se ajuste esa edad, más van a caer dentro de la red. Con lo cual es mentira que el Estado quiere proteger a los adolescentes, en realidad los quiere reprimir. La única manera de alcanzar ese objetivo es bajando la edad mínima. Pensemos esto: qué significativo que, la única vez que se bajó la edad fue en el año ´76. Y fue para que ninguno, por delitos de los llamados “subversivos” se quedara afuera del sistema. Fue la base de la Noche de los Lápices. Después se modificó la edad a los dos años, en el ´80, con la ley 22.278 que es la que rige actualmente.

Entonces, desde nuestra área de intervención, ¿por qué no es posible acompañar una propuesta en la baja de la edad de imputabilidad penal? ¿Qué tiene para decir aquí nuestra disciplina?

-El argumento más poderoso que tenemos para fundar nuestra posición de no acompañar esta operación de control es que nosotros no estamos cuestionando la ley en cuanto a la mayoría o la minoría de edad, estamos cuestionando la madurez del joven. Porque yo podría decirte -como argumento frágil y barato- que ahora hay más menores porque ahora se vive más tiempo. Por lo tanto no solamente no se debería bajarla sino imputarle una suba. En mi época era habitual casarse entre los veinticuatro o veinticinco años. Ahora es más habitual casarse a los treinta. Si aumentamos la tolerancia social -la moratoria social- ¿por qué en vez de bajar la edad no la subimos? Eso iría en la misma línea, sería el mismo argumento. Y no se hace precisamente porque lo que hay que dar es una respuesta a la ciudadanía. Y lo que se da es una respuesta popular. Y ésta se expresa de este modo: “bajemos la edad”. Hay quienes sostienen esa consigna. Nosotros en cambio, pensamos que la razón de tolerancia social es el más poderoso fundamento para no apoyar la consigna de respuesta a la alarma que se genera en la sociedad.

admin